Bernardo Latini nos presenta la obra “El ball de Sant Ferriol” interpretada por su coro Policromía Vocal. Muchos recordarán al director por su paso por el Coro municipal Cantarte. La carrera del arreglador y compositor continuó en La Plata y sus obras han llegado a destacados escenarios del país y de Europa. Aquí nos cuenta algunos de sus proyectos para el año que comienza.
“Con la pandemia y la virtualidad tuvimos que, a la fuerza, aprender cosas nuevas” dice Bernardo Latini sobre este año en la docencia y en sus trabajos musicales. En esas condiciones virtuales fueron ensayadas y grabadas las dos obras del repertorio popular catalán que eligió para arreglar e interpretar con su coro.
“Policromía vocal es un grupo de proyecto, no es un coro estable -explica Latini-. Y se forma ad hoc de acuerdo a la obra que propongo realizar. Es un espacio donde nos damos el gusto de hacer música que quiero y donde todos disfrutamos del proceso. El objetivo es conocer músicas nuevas y nadie cobra por su trabajo”.
Policromía es un proyecto que comenzó en 2013 y ha abordado obras de Sebastián Monk y de otros autores del cancionero popular. En 2020 abordaron dos arreglos corales de Latini sobre canciones del repertorio popular de Cataluña. «Sant Joan, Sant Martí» (canción de cuna) y El Ball de Sant Ferriol.
“En la canción de taberna sumamos, gracias a las ideas de los editores, un guion con escenas que fueron muy divertidas -cuenta Bernardo -. Fue todo un desafío para el sonidista trabajar con las tomas de audio realizadas por cada coreuta en su casa”.
El sonidista fue Juan Martín Albariño, director de la carrera de sonido de la Facultad de Artes que además canta en Policromía como bajo. Los coreutas apelaron al ingenio y se grabaron con sus teléfonos celulares debajo de una frazada, rodeados de cartón o de frente a la ropa de su placard para obtener un mejor sonido y sin eco. Siempre y cuando no ladrara el perro del vecino o se oyera el paso de un camión -eso nos pasó a casi todos- dice Bernardo. Y luego hubo que juntar ¡todas las voces y videos!
El resultado es excelente. El sonido y la imagen, la dirección y el ajuste del coro, se lucen en El ball (baile) de Saint Ferriol, una obra llena de gracia y picardía.
“Todos los integrantes de Policromía son cantantes, incluso algunos viven de eso, y la mitad son directores de coros -cuenta Bernardo-. Cómo son todas personas muy activas y ocupadas se trata de armar las obras en muy pocos ensayos”. Las dos obras catalanas estrenadas este año se armaron en tres encuentros.
Bernardo Latini se acercó a la música catalana en La Plata en sus 11 años de trayectoria como director del Coro del Casal dels Països Catalans que incursiona en la música de Cataluña, Islas Baleares, Andorra y el país Valenciano.
“Este trabajo me posibilitó hacer varios viajes a Cataluña para asistir a talleres y eso me llevó a conocer mucha música y acopiar muchas partituras. Y el baile de San Ferriol ya la tenía reservada como una melodía muy rica para “jugar mucho” -explica el director-. Hice una versión más accesible para coro a tres voces. Y en esta versión a cuatro voces, más compleja, jugué con otros colores”.
Además, el arreglo de Latini tiene una cita, un “insert” de la marcha nupcial de Mendelssohn. “A una obra alocada como el ball -dice Bernardo-, le contrapuse unos segundos de una obra más formal y muy conocida que nos permitió jugar también en el video representando una boda”.
“Sant Ferriol era un bandolero de la edad media -explica Latini-, un salteador de caminos que robaba a los desprevenidos en la villa de Besalú, en la comarca de la Garrotxa. Pero un día quiso cambiar su vida y ser una buena persona y hacer el bien. Trató de convencer a los integrantes de su banda de malhechores y solo consiguió que lo asesinaran. Ferriol acabó sepultado debajo de un tonel de la taberna donde se juntaban a tomar y bailar. Pronto se corrió la voz del milagro, del tonel no dejaba de brotar vino”.
En Besalú existe el santuario pagano de Sant Ferriol donde es venerado hasta hoy. La gente hace procesiones y allí se puede conseguir como recuerdo un corcho.
“La música es muy jocosa y el texto es disparatado” explica Bernardo que también se sumó a la danza del Ball con un dedo señalando hacia arriba, gesto que mantenía Ferriol cuando fue hallado sepultado en la taberna, según cuenta la leyenda.
“En mi casa siempre hubo música ya que mi mamá cantaba en el coro de la iglesia y en coros vocacionales -cuenta Bernardo nacido en Azul en 1975- y mi padre también coreuta, toca el bandoneón y siempre hizo música popular desde valses y tangos hasta rancheras. Entonces yo siempre canté. Desde 1983 hasta 1985 vivimos en Roque Pérez y yo intervine en un coro de niños que se reunía a ensayar en la parroquia y mis padres integraron luego el coro que dirigía Juan Disanto”.
“Entonces yo correteaba por la parroquia de Roque Pérez -recuerda Bernardo-, y en estos coros cantaban por ejemplo Nela Rocha, Mabel Del Barrio y mis viejos también. Y se dio, por las vueltas de la vida, que años después yo dirigí en el coro municipal Cantarte a aquellos integrantes del coro de Disanto, como Nela, Mabel, Juan Carlos Roca y Ana María”.
¿Cómo decidís estudiar la carrera de Composición?
“Cuando en 1985 emigramos a Pehuajó integré un coro juvenil, también la banda municipal y pude ingresar al conservatorio y estudiar piano -responde Bernardo-. Allí conocí una profesora que nos daba Elementos técnicos, una materia que incluye las reglas de armonía, contrapunto, los ingredientes para componer. Esto me apasionó y esta profesora me aconsejó sobre la carrera de Composición y hasta me acompañó a la Facultad. Seguí cantando en coros de La Plata y pronto ingresé también a la carrera de dirección coral, que es una carrera muy cercana a la composición. Hoy ya no dirijo coros y me dedico mucho más a la composición. Tengo más posibilidades que me encarguen obras (tanto arreglos como obras originales) en Argentina y en el exterior”.
¿Qué satisfacciones has tenido como compositor?
“Quizá una de las composiciones más resonantes y movilizadoras -responde Latini- es una obra que se nos encargó a los compositores Hugo Figueras, Oscar Allorio y a mí, desde el Programa Coros y Orquestas de la provincia de Buenos Aires. La obra se llama “Misa Mestiza” y está dedicada al Papa Francisco. Esta obra fue un hito para nosotros. Comienza con cantos gregorianos pero luego recorre casi todos los ritmos de Latinoamérica. Fue estrenada en 2015 por la Orquesta- Escuela de Berisso, el Vocal de Cámara Platense y el Coro de Cámara de la Facultad de Bellas Artes.
Y tuviste el reconocimiento de recibir varios premios…
“Sí, recibí premios en concursos para arreglos y en concursos de composición -cuenta Bernardo Latini-. En todos los casos ha sido eligiendo como instrumento el coro. Uno de los más movilizantes fue el premio que gané en Cataluña para composición de una obra en catalán. Me animé a trabajar sobre el texto de una poetisa activista feminista María Merçè Marçal. La obra fue la ganadora y se estrenó en 2016 en el mítico Palau de la música de Barcelona y pude estar presente, así que fue realmente algo muy fuerte”.
Latini regresaría a Barcelona en 2017 al Simposio mundial de música coral, donde un coro argentino estrenó una obra de su autoría, en el marco de un encuentro con los mejores directores y coros del mundo.
Desde 1999 Bernardo Latini había dado sus primeros pasos como director de coro en Roque Pérez. Es una etapa importante que quien escribe además disfrutó como coreuta.
“Estuve en el Coro municipal de Roque Pérez hasta 2005 -recuerda Bernardo-. Fueron seis años maravillosos que me marcaron sin duda. Fue una escuela para mí porque aprendí a dirigir un grupo. El Coro Cantarte fue una escuela de la vida. Te sacan el andador y te das golpes. Yo fui con mucho entusiasmo, conocimientos y con mis inexperiencias también. En la facultad nos enseñan música y a dirigir coros, pero no te enseñan a estar frente a un coro real, de personas de carne y hueso. El Coro de Roque Pérez me formó como persona, yo fui una esponja tratando de aprender y realmente fue maravilloso”.
“El primer recital del Coro Cantarte -rememora Bernardo- lo dimos a fin de diciembre de 1999 en la iglesia y cantamos “Verde es el romero” (caramba) Dos palomitas (Huayno) Cumbayá y Swing Low, Sweet Chariot (dos negro spiritual) y El gato de mi casa. De mi paso por el coro Cantarte me quedaron muchos afectos inalterables y enseñanzas y valores para toda la vida”.
¿Qué proyectos tenés para este nuevo año?
El 2021 es el año Piazzolla, se cumple el centenario del nacimiento del gran Astor -dice Latini-. Por eso tuve tres diferentes pedidos de arreglos de obras de Piazzolla. A fines de enero un famoso cuarteto de cuerdas y soprano de Dinamarca, estrenará mis arreglos de Chiquilin de Bachín y Los pájaros perdidos.
También este año, en un importante festival en Lituania, Virginia Bono, directora del Estudio Coral Meridies de Santa Fe, estrenará mi versión para coro y piano de la canción “Ave María” de Piazzolla, alguna vez interpretada por la cantante Milva.
En 2018 hice un potpurrí de melodías de Piazzolla para un coro de niños de Viena. Este año el coro “Vocal de cámara platense” me encargó un nuevo arreglo de esa obra, para coro mixto a ocho voces y bandoneón y desean hacer el estreno mundial en el Senado de la provincia.
Latini bromea que trabajó mucho este tiempo con la música de Piazzolla que vende más que la suya. Pero al mismo tiempo sabe que sus obras interpretadas en importantes escenarios y en la ventana de internet son como una botella en el mar, no se sabe a que destino y a quien pueden alcanzar.
Al final Bernardo me reconforta con un recuerdo. “Hace 20 años me realizaste una nota, antes que me encargaran obras desde el exterior. Luego me hiciste escuchar la Zamba de Argamonte interpretada por Alberto Rojo, hermosa zamba del Cuchi Leguizamón que yo no conocía. Años después, gracias a tu sugerencia -me dice Bernardo- hice el arreglo y la cantamos con Policromía Vocal (la versión está en youtube).
Incluso, y ahora recuerdo yo, Bernardo arregló obras de Alberto Rojo como el tema “Que bonito”. Y con su proverbial profesionalismo y rigurosidad para el trabajo, rastreó al tucumano residente en EEUU y lo consultó para abordar su música.
Pasan los años y Bernardo Latini sigue siendo el entrañable amigo y director que conocimos en Cantarte. Y siempre picado por el dulce aguijón de la música. “Todos tenemos picazón y cosquillas si estamos vivos”, dice el ball catalán. En 2021 y “ahora, viene Sant Ferriol, beberemos si Dios quiere” canta Policromía Vocal. ¡Salud!