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Los juntadores de maíz

En el día del trabajador rural un recuerdo de los antiguos trabajos de campo y de un “platito de cuervos”.

Antes de que existieran las primeras cosechadoras con plataforma maicera se hacía la «juntada de maíz a mano».

Llegaban a las chacras los «juntadores de maíz» o «deschaladores» que podían ser de la zona, o trabajadores golondrinas de las provincias o inmigrantes europeos.

Los juntadores usaban un cinto de tela de bolsa de arpillera, con ganchos para enganchar la maleta de lona de dos metros de largo. Los juntadores se disponían de a dos y juntaban una parte del cultivo, unos 20 surcos llamados «la lucha». La maleta se llevaba entre las piernas, hasta llenarla la maleta con unos 30 kilos. Luego se cargaban en una chata hasta la troja hecha con cañas y chala de maíz. En el palo de la troja se izaba una bandera para avisar a los juntadores que era momento de almorzar.

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En 2007 hicimos una nota llamada “Aquella vida de campo” donde los recordados José María “Tito” Michelini y Héctor Giovachini nos contaron como era esa juntada de maíz y el corte y enchufe del girasol. Sirva como homenaje a ellos y a tantos hombres y mujeres que trabajaron la tierra con sus propias manos.

“Nosotros llegábamos de la escuela y nos íbamos a juntar maíz a mano -me contó don Héctor Giovachini –. Se usaba una aguja y montador para no lastimarse el dedo. Se clavaba la aguja en la chala y se daba el golpe hacia abajo entonces quedaba la espiga desnuda. Se cobraba por bolsa. Yo no era muy ligero. Empezando temprano hacía 15 a 20 bolsas al día. Para juntar se usaba una maleta (una bolsa larga que tenía la parte que iba arrastrando hecha en cuero) enganchada a un cinto de arpillera en la cintura. A la bolsa había que hacerle la coronita porque si no, no te la aceptaban. También supe cortar y enchufar girasol. Se cortaba con tijera medio pintón y se enchufaba en la misma planta para que se seque durante una semana. Después se recogía en bolsa y se entrojaba hasta la trilla”.

“Apolcar el maíz, escardillar, se hacía todo a pie, con un polcador a mano -me contó don Tito Michelini-. Arábamos con el arado Mansera. Después salió el arado Guanaco. Se trabajaba 14, 15 horas. En lo Coltrinari, los peones tenían que dar dos vueltas con el arado Mansera antes que saliera el sol. A mí me gustaba aquella época. La tranquilidad que había en el campo. También coser las bolsas era algo que me gustaba mucho. Hacíamos estibas de novecientas a mil bolsas de 60 a 68 kilos. Juntar maíz era lindo. Cortar y enchufar girasol era la alegría mía. Era un trabajo livianito, lindo. Teníamos amor por el trabajo.”

Vida dura la del campo. En campaña, me contó Tito Michelini, solían comer cuervos (ver foto de peones y casilla, se ven los cuervos colgados que cazaban con la escopeta) “Era como comer pato -contaba don Tito-. En esa época no podíamos venir a buscar carne al pueblo. Por ahí estábamos en Pajón a 25 km. Si veníamos al pueblo tardábamos un día”.

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