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El “Dr. Lingotes” y el ferrocarril a Roque Pérez

Un poco de historia en el Día del Pueblo: Un ex vicepresidente influyó en la traza por donde avanzaría el tren hasta nuestra localidad.

La famosa puja de intereses, no es una plaga exclusiva del presente. De los más avezados en estas “lides” se dice que juegan a la mancha con las liebres. Pero esto viene de lejos. Cuando se decidió por qué campos avanzaba el ferrocarril que uniría Lobos con Roque Pérez también hubo tironeos.

Según escribió Arturo Rivas Barboza (1) el trazado del ferrocarril trajo sus controversias. La provincia realizó varios estudios y el terreno más apto fue la zona del almacén La Paz, pero Salvador María del Carril se opuso al proyecto y logró que la línea férrea pasara por su estancia La Porteña (cercana a la localidad Salvador María).

Seguramente bien informado de que el ferrocarril necesita establecer cada 40 kilómetros pozos de agua para la locomotora, Juan Espelosín, ya había adquirido una porción de campo de 153 hectáreas a Petrona Gutiérrez de Torres, una de las herederas de Pedro Gutiérrez. Espelosín “hizo la donación de los terrenos necesarios para la estación con la sola condición expresa que no se establezca ningún otro comercio”.

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Juan Espelosín, empresario y gran impulsor de la localidad de Roque Pérez.

Juan Espelosín luego siguió donando más terrenos: para el hospital, la parroquia, la escuela, la plaza principal y las calles y en 1912 sería gran impulsor de la autonomía del pueblo de Roque Pérez de Saladillo.

Como dijimos, Del Carril influyó en la traza de las vías. ¿Quién era Salvador María? Fue un abogado sanjuanino, gobernador de su provincia en 1823 y luego como opositor a Rosas emigró a Montevideo donde subsistió, en la pobreza, fabricando jabones.

En 1853 fue constituyente, pero según su secretario Lucio V. Mansilla, no intervino con ninguna moción ya que no era adepto a hablar. Luego fue vicepresidente de la República bajo la presidencia de Urquiza de 1854 a 1860. Dicen que Urquiza, desde el Palacio San José, delegado todo en Del Carril.

Salvador María Del Carril vicepresidente del gobierno de Justo J. Urquiza.

Antes, siendo ministro de Hacienda de Rivadavia, Salvador María se había ganado el mote de Dr. Lingotes. Por la Ley de Papel Moneda, los pesos eran convertibles en oro y plata y Del Carril no tenía empacho en vender las reservas de metales preciosos a los exportadores (2). Así quedó la Nación comprometida.

En 1861 Salvador María Del Carril, a pedido de Urquiza fue encargado de negociar la paz con Mitre. Cuando el fundador del diario La Nación fue presidente, Del Carril integró la Corte Suprema de Justicia. ¡Toma y daca! Del Carril, instigador del fusilamiento de Dorrego en 1828 ahora era ministro supremo.

Por el año 1870 Del Carril compra a la sucesión de Juan Antonio Cascallares (3), las estancias La Atalaya y La Porteña en el partido de Lobos y seguiría comprando tierras en otros partidos hasta sumar más de 70 mil hectáreas (La Polvadera en Saladillo y otras en Gral Alvear, Bolívar y La Pampa). Decía Lucio V. Mansilla que Salvador María vivía ¡para aumentar su caudal! Y que había visto tantas cosas que no tenía problemas de conciencia.

Palacio construido por el arquitecto francés Alberto Fabré a pedido de Tiburcia Domínguez en la estancia La Porteña en Salvador María, Lobos.

Entonces a Del Carril le sobraba poder político y económico cómo para correr la traza unos pocos kilómetros y tener el tren a tiro de su estancia. Donó los terrenos para la estación que llevaría su nombre y sin atisbar el tren en el horizonte -ya que la primera locomotora pasaría más de un año después-, murió el 10 de enero de 1883.

“¿Cuánto dinero me dejó?” dicen que dijo su mujer Tiburcia Domínguez cuando se enteró. Según las crónicas la señora era bastante gastadora. Cansado de pagar cuantiosas deudas Salvador María, en 1862 publicó un aviso en los diarios de Buenos Aires anunciando que ya no pagaría las cuentas de su mujer. Fue un escándalo y ella nunca más le habló. Cuando Del Carril murió, Tiburcia encargó la construcción de la tumba en el cementerio de La Recoleta. Hizo diseñar dos obras: una estatua de su esposo y la suya dándole la espalda. “No quiero mirar en la misma dirección que mi marido por toda la eternidad” expresó en el testamento.

Trabajadores ferroviarios junto a la locomotora «Luz del Desierto», c.1881
Documento Fotográfico. Inventario 20313. Archivo General de La Nación. La máquina fue la encargada de conducir el primer convoy del servicio que hizo el recorrido Roque Pérez – Saladillo el 21 de setiembre de 1884

El 21 de setiembre de 1884 se inauguró el tren. En los años siguientes Tiburcia recibiría en su estancia de Salvador María a lo más granado de la sociedad de Buenos Aires y unos km después, Juan Espelosín comenzaba a acrecentar su almacén de ramos generales en el naciente Roque Pérez. Su esposa, Marcelina Ayerra se dedicó a recorrer el campo en volanta buscando donaciones para la construcción de la primera iglesia. Dicen que Juan y Marcelina siempre estuvieron a buenas.

Tumba de Salvador María Del Carril y su esposa Tiburcia Domínguez en La Recoleta, ciudad de Bs. As.

 


Referencias:

1. “Formas del Pasado” de Arturo Rivas Barbosa
2. “Salvador María del Carril en el Epistolario Gutiérrez”. Artículo de la biblioteca del Congreso.
3. Cucullu, Gloria (2006). La constitución y el fraccionamiento de grandes propiedades en una zona pampeana a lo largo del siglo XIX. Documento de Trabajo N° 162, Universidad de Belgrano

 

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