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Las viejas historias

Desde los primeros pobladores más allá de la línea de frontera hasta la llegada del tren. Los colonos, los Gutiérrez, las pulperías, malones en Saladillo, Moreira y el niño Perón.

 

* Imagen principal: Payada en una pulpería, cuadro de Carlos Morell (1813-1894) colección Museo Nacional de Bellas Artes 

En el 109º aniversario de la autonomía municipal una nota sobre los orígenes de la población en estas tierras que desde 1884 con la llegada del ferrocarril se bautizaron estación “Roque Pérez”.

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Estas fechas son propicias para viajar por la historia, para regresar al pasado. Por eso aquí vamos a tratar de indagar y contar de dónde venimos. Queremos brindarles los trazos más importantes y sugerentes de la historia de estas tierras que hoy llevan el nombre del Dr. José Roque Pérez, abogado abnegado que luego de ocupar importantes cargos públicos nacionales y fundar la masonería argentina, fue presidente de la Comisión de Lucha contra la fiebre amarilla que asoló la buenos Aires del año 1871. Junto con los médicos Adolfo Argerich y Francisco Muñiz, Roque Pérez asistía a los enfermos. Todos los días morían cientos de personas. Una noche socorrieron a un bebé que estaba junto a su madre muerta. Roque Pérez lo llevó al hospital pero pagó con la vida su arrojo porque falleció el 24 de marzo a causa de la fiebre amarilla. Luego también fallecía Argerich. Se calcula que murieron alrededor de 15 mil personas por la epidemia.

Por eso llevamos un nombre que es carísimo a nuestros sentimientos, porque recuerda un hombre que cuando todos, incluido el poder ejecutivo, huían a sus quintas aterrados por el mal del “vomito negro” y aún, pudiendo como sí lo hizo su familia, venir a la estancia San José (en las tierras de nuestro partido), José Roque Pérez se quedó en Buenos Aires y dio su vida desinteresadamente. Y tan consciente era del peligro que había preparado su testamento.

Pero viajemos más atrás en el tiempo para saber quiénes fueron los primeros pobladores de este lugar en el mundo. Nos apoyaremos sobre todo en las obras documentales del escribano público Doctor Manuel Melo Fajardo autor de una serie de notas escritas y publicadas en La Voz de Saladillo en 1912 como fundamento al pedido de la autonomía; en el libro Formas del Pasado Arturo Rivas Barbosa, que fuera encargado del telégrafo, y en la obra “Apuntes Para La Historia de Saladillo” de Manuel Ibañez Frocham.

Siglo XVIII

Hasta el fin de la época colonial la población bonaerense se hallaba al norte del río salado. Era la época del Virrey Vértiz. En 1781, el cordón de fortificaciones fue el siguiente: fuerte de Chascomús, fuerte de Ranchos, fuerte de Monte, fortín de Lobos, fortín Navarro, fuerte de Luján, fortín de Areco, fuerte de Salto, fuerte de Rojas, fortín Mercedes y fortín Melincué.  Los fuertes fueron ocupados por los blandengues, y los fortines por las milicias “a ración y sin sueldo”. Sucesivamente el blanco intentó correr esa línea de frontera y ganar tierras al llamado “desierto”. A su vez los indios disputaban el ganado cimarrón y maloneaban las poblaciones. Por ejemplo en 1783 ranqueles y tehuelches atacaron el fortín de Navarro.

Siglo XIX

Ya en los primeros años del siglo XIX, años anteriores y contemporáneos de la revolución de mayo, había quienes se adentraban en la pampa, más allá de la protección del Salado.
Por entonces se creaba el partido de Lobos en 1802 y esto es un hito importante porque nuestras tierras serían a partir de allí de su jurisdicción. El cuartel III de Lobos comprendía todo el territorio exterior al salado, de norte a sur todo lo poblado (y esto prueba que ya había poblaciones en tierras hoy roqueperenses) y de este a oeste 8 leguas, desde los Altos Verdes (luego campos de Rosas) hasta la laguna La Dulce ( en el después conocido como paraje Las Tunas).

Según el censo de 1836, que consigna José Mateo en su estudio “Población, parentesco y red social en la frontera” en el cuartel III de Lobos (luego Roque Pérez) había 6 estancias y 58 chacras. Mateo sostiene que esta predominancia de chacras indica un movimiento migratorio hacia el sur, al amparo de un nuevo corrimiento de la frontera y un modelo de colonización mediante la avanzada de agricultores. En 1838 en tierras del partido de Lobos vivían 3.630 personas de las cuales 576 personas estaban en el cuartel 3º (Roque Pérez).
Los jefes de cuartel y los alcaldes lejos del poder del Virrey mandaban en la campaña y reinaban casi sin contrapeso. Por ejemplo, el indio Francisco Mendoza de Lobos denunciaba al Alcalde local por haber arrestado a su esposa e hijas y confiscado sus bienes por no asistir a la parroquia.

Colonos, ganaderos y pulperos vivían más allá del Salado. Pero no siempre en disputa llana con el indio, sino que a veces comerciando y relacionándose. En épocas de paz los indios llevaban sus productos a Buenos Aires. Claro que también existían los malones y el peligro. Pero no era el Salado la división entre buenos y malos como algunas historias pretenden.
En 1839 Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires, crea el partido de Saladillo. Rosas, a los 22 años, había establecido el primer saladero que fue cimiento de su fortuna. Así asociado con Juan N. Terrero pudo comprar en la zona las estancias Los Cerrillos y Los Altos Verdes.

Esta zona, como cuenta Frocham no era asiento fijo de ninguna tribu. El pueblo de Saladillo sería fundado recién en 1863. Estas poblaciones aumentarían la tranquilidad de estos campos.

Pedro Gutiérrez, el primer poblador de estas tierras al sur del Salado.

 

Pedro Gutiérrez, primer poblador

Pero ya mucho antes residía Pedro Gutiérrez en las tierras del actual Roque Pérez. Según investigó Melo Fajardo, en 1798 Gutiérrez tomo posesión de estas tierras. Según el título de propiedad Gutiérrez construyó un costoso rancho capaz de albergar a su familia y a los peones ocupados en el cultivo de la tierra. Gutiérrez tenía hacienda y sembraba trigo.
Según Melo Fajardo, en esos años los Gutiérrez sufrieron varios ataques de los indios e incendio de su casa. En esas ocasiones más de un morador de esas tierras perdió la vida y otros se ocultaron entre los pajonales de la laguna del Castillo o cruzando a nado el río salado. Según Fajardo aquella casa se hallaba al este del trazado de Roque Pérez y fue conocida como estancia Gutiérrez.

Como hacía una veintena de años que vivía allí, Gutiérrez quiso comprar la propiedad. Era el año 1818. Hacía apenas dos años se había declarado la independencia de España y el Gral. San Martín acababa de libertar a Chile.

En remate público (luego de 27 pregones de viva voz en las calles de San Salvador de los Lobos) Gutiérrez compró en 110 pesos fuertes el campo de tres leguas cuadradas. La mensura la realizó José Maria Manso (padre de la escritora y educadora Juana Manso) con una cuerda de cáñamo. En el título de propiedad, Pedro Gutiérrez se dice natural y vecino de Buenos Aires. Pero según Rivas Barbosa, documentado con cartas familiares, Pedro y su hermano Isidoro habían llegado de España.

Por el año 1819 se creaba la ciudad de Dolores, también al sur del Salado. Sirve para ver la desprotección saber que en 1821 Dolores fue atacada y desvastada  por 1500 indios y recién se pudo rehacer en 1826.

Según Rivas Barboza los hermanos Gutiérrez formaron con sus campos dos Estancias: “La Media Luna” y “La Florida”. La primera estaba ubicada en el cruce con la casa del Dr. Gotuzzo. Las poblaciones de las dos estancias fueron rodeadas de fosos anti-malones, pero igual fueron saqueadas e incendiadas. En una oportunidad son muertos por los aborígenes todos los peones, salvándose uno que se tiró al jagüel empujado por el terror (este jagüel estaba ubicado donde se levantarían los hornos de Bernardo Ratto). Isidoro también se salvó providencialmente.

Las tierras fuera del Salado no eran seguras. Incluso establecimientos de Lobos habían sido atacados en 1820 y 1824. En 1820 cuenta Frocham que en busca de ganar tierras a los indios, Rosas y su fuerza militar acamparon en Saladillo. En 1823 una nueva expedición había partido desde la estancia de Rosas en la Guardia del Monte con 2 mil soldados.

Avanzaron desde el margen sur del Salado (actual R. Pérez) hasta acampar en la laguna de Salas. Desde allí avanzaron hacia el Oeste, límite actual de Roque Pérez y Gral. Belgrano, hasta la laguna llamada San José. Esa expedición comandada por Martín Rodríguez establece la fortaleza Independencia en Tandil. Esto aumentará la línea de frontera. La zona entre el Salado y Saladillo se volvía propicia para la población civil ya que en 1828 se creaba una nueva línea de frontera con los fortines de Junín, 25 de Mayo y Bahía Blanca.

Como era la zona

Según los escritores ingleses a cada lado del camino había cardos altísimos que no dejaban ver el horizonte y eran barrera impenetrable. En verano se secaban completamente y reverdecía el trébol y el terreno se volvía propicio para los malones de los indios.
Según Frocham en la zona de Saladillo, más virgen, predominaban los pastizales y juncales, la espadaña formaba bosquecillos y el espartillo cubría los campos más bajos y pobres. La hacienda vacuna y yeguariza pastaba en libertad y su número aumentaba en época de sequía, por tener la zona muchos arroyos, cañadones y lagunas.

La ley de enfiteusis de 1826 daba la tierra por el termino de 20 años con derecho a compra y descontando las mejoras. La ley impulso el arraigo aunque también la prevenda política. Muchos sub arrendaban sin molestarse en pagar el canon.

En el título de propiedad de Gutiérrez se registraba que en esas tierras no había potreros ni montes y que abundaban los bajos y tembladerales.

 

Juan Miller

El primer título de propiedad en el registro de mensuras consultado en la Dirección de Geodesia de la Provincia, es el de Juan Miller en 1826, de un campo lindante con el de Juan Manuel de Rosas y el de Don José Julián Arriola y junto al río Salado, arroyos Saladillo y Las Flores. El campo tenía 17 leguas cuadradas y se consignan dos poblaciones, una es chacra de Don Gregorio Rodríguez y la segunda una pulpería.

El titulo fue firmado por Chiclana que era hijo del revolucionario de 1810. La segunda población denomina pulpería quizá podría ser la primera de nuestro partido consignada en un documento público.

Los antiguos nombres

El río Salado primero era llamado Saladillo y el Saladillo era denominado Saladillo Chico.  Además podemos contar que revisando material cartográfico de nuestra zona las lagunas del Esparto (ubicada en el paraje Pajón) y del Castillo (en el área urbana) ya se llamaban así en 1830.

La Pulperías

En 1835 en Lobos existían 30 pulperías y sabemos que unas pocas podían estar al sur del Salado.

Sarmiento las había descrito sin conocerlas como un antro de viciosos y pendencieros. Pero el investigador Carlos Mayo no adhiere a la idea de que fueran el lugar donde los gauchos bebían aguardiente hasta embriagarse y entregaban la vida en duelos a cuchillos y en el cual el pulpero típico era un embaucador. Mayo destaca que estaban “mucho mejor surtidas de lo que se creía. La sorprendente variedad de mercancías que vendían al público y la naturaleza de algunos de estos productos hacen pensar en una estructura del consumo de la población rural mucho más rica y compleja de lo que se suponía. […] La venta de fideos, pan, galleta, azúcar, velas, especias, azafrán arroz, así como la de papel, vajilla, peines, peinetas, pañuelos, navajas de afeitar, seda, cabezas de arado,  aún anzuelos revela una demanda más diversificada y exigente, lo cual se corresponde bien con una sociedad pampeana en la que había algo más que grandes estancieros, vacas y pobres gauchos; donde había una verdadera clase media rural, integrada por una miríada de pequeños y medianos criadores y labradores con sus familias […] es decir, una sociedad rural con un mayor poder de compra que el esperado y pautas de consumo que, si algo revelan, era cuán hondo había calado en ella el mercado… No todos (los pulperos) tenían estancia pero cuando podían compraban esclavos y alcanzaron un nivel de vida comparable al de un estanciero acomodado de la campaña”

La Pulpería en paraje La Paz.

Rivas Barboza cuenta en su libro Formas del Pasado, que en 1848, en donde más tarde se fundó “La Paz” hubo una pulpería cuyo permiso fue otorgado por Juan Manuel de Rosas a un tal Viruga. El documento, que estaba en posesión de Julio Berro, decía: “Buenos Aires, abril 8 de 1848: Se concede y otorga permiso al señor N. Viruga para establecerse con una pulpería en Jurisdicción del Fortín Monte; siempre que no sea administrada por ningún salvaje e inmundo unitario”.

Pero según un documento que conserva la familia Gómez, en 1832 Rosas autorizaba la pulpería cercana al Salado a Guillermo Fillol. Probablemente Fillol fue el primer pulpero y Viruga continuó después.

También hay que recordar la pulpería que ya figura como población en la escritura de Juan Miller de 1826 de su campo en el cuartel 5to de Saladillo (hoy cuartel VIII de R. Pérez).

Según Rivas Barboza, en el año 1856, luego de la caída de Rosas, empezó a tomar fuerza la población de nuestros parajes. Ese año Ramón Portos y Manuel Millán fundaron la pulpería “El Toro” que se ubicó del otro lado de la Estancia “La Biznaga”, que era sólo un campo con unos ranchos de paja que pertenecían a Guillermo Frías.

Según el historiador de Saladillo Alberto Benítez, en 1888 Juan Benito Sosa peticiona a la municipalidad de Saladillo alambrar un campo de 2783 hectáreas en nombre de su hermana Eloisa. El campo fue llamado La Dulce por una o dos lagunas. El campo luego sería comprado por José Blaquier. Lindero al campo de Eloisa había otro de Saturnina Sosa de Rigal. En esos campos había dos pulperías, El Clavo y el Toro.

“Desde Lobos cruzando el Salado -dice Benítez-, estaba el almacén El Alto, más adelante La Paz y antes de cruzar el Saladillo, en el paso viejo, la posta de Nonis de don Antonio Bozán”.

La avanzada de Calfucurá

En 1855 Calfucurá inició un ataque en toda la frontera junto a Catriel y Cachua. La fuerza indígena alcanzaba a las dos mil lanzas. Las expediciones militares fracasaron, hubo 400 cautivos y más de un millar de muertos. Los pueblos indios arriaron 400.000 cabezas de ganado. El ataque se extendió a la región comprendida entre la frontera organizada por Rosas en 1828 y el río Salado. En 1850 en Saladillo un malón mató a seis hombres y llevó cautivo a ocho niños.  Las defensas militares eran escasas. En la frontera del Centro, que se apoyaba sobre los fuertes principales de Bragado y 25 de Mayo, tenía solamente 1.300 hombres. En 1857, se llegó a la paz que fue ofrecida por los propios indios.

Sucesión Gutiérrez

Fallecido Pedro Gutiérrez en 1833, su esposa Ventura Ojeda otorgó testamento en 1854, a los hijos Félix, Anastasia, Francisca, Juana, Petrona y Jacinta quienes ya estaban casados de la siguiente manera: Félix con Leonarda Casas; Anastasia con Félix Gallo; Francisca con Joaquín de Los Santos; Juana con Leán Reinoso; Petrona con Dionisio Navas y Jacinta con Esteban Arenillas. Así se fue subdividiendo la propiedad original y ellos fueron los primeros pobladores de la región que ocupa hoy el partido de Roque Pérez.

Estancia San José

El Dr José Roque Pérez había adquirido en el año 1857 un establecimiento conocido como Estancia San José en el actual partido de Roque Pérez. Según Alberto Benítez los campos de Roque Pérez habían pertenecido a José de Anchorena y de allí el nombre de San José. Roque Pérez deja administrar el establecimiento considerado modelo en época a su hermano Emilio. El establecimiento tenía 4 leguas y 21 puestos.

De ninguno de esos campos llegó a ser propietario absoluto. No llegó nunca a saldar la cuenta de sus importes. Narran que al cambiar de dueños esa estancia, sus descendientes distribuyeron los ornamentos para la sagrada misa y que algunos de ellos fueron entregados a la vieja capilla de nuestra ciudad.

En aquella estancia combina su labor como criador con los hermanos Juan y Nicolás Anchorena y dos años después coloca al frente de la misma al hijo que tuvo con su primera esposa, Carlos Lucio Pérez Achaval.

Según el registro oficial de 1865 José Benito Sosa y José Roque Pérez eran los únicos propietarios al norte del partido de Roque Pérez (entonces tierras de Saladillo). Los primeros pobladores tenían audacia, coraje, el trabuco naranjero, el fusil de chispa y la lanza cuenta Frocham.

El campo de Sosa comprendía desde la actual ruta 205 hasta los campos de Keen donde hoy está emplazada Ernestina. Según Benítez consultó en el registro grafico de 1830, José Benito Sosa ya estaba afincado probablemente desde 1826 sobre el arroyo Saladillo y el historiador especulaba que ya había un núcleo poblacional en estas tierras roqueperenses. Luego José Anchorena (primo de Rosas) compra campos linderos a Sosa a un Sr. Noriega.

 

Almacén La Paz

Según Rivas Barboza, en 1859, Portos y Manuel González fundaron el boliche “La Paz”, (por el tiempo de paz que siguió a la batalla de Cepeda) en el campo de Andrea Madrid de Berro a quien le correspondiera por herencia de su abuela Isidora Villoldo de Salvi. Estaba rodeado por unos fosos que llegaban al agua de las napas subterráneas, por el terror a los malones; de día ponían unos tablones que servían de puente y de noche eran retirados. En 1861 el Almacén “La Paz” estaba a cargo de Tarigo, Genis y González. El Almacén permanece abierto en la actualidad atendido por la familia Gómez.

De Juan Moreira a Juancito Sosa

Juan Moreira era un gaucho noble que vivía en La Matanza hasta que se volvió malo porque un teniente Alcalde que pretendía a su china lo cansó con persecuciones. Las andanzas de Moreira en nuestra zona, según el relato novelado de Eduardo Gutierrez basado en sus investigaciones periodísticas y en los partes policiales de la época, ocurrieron sobre todo en Navarro y Lobos.

Pero en los años que enfrentaba y escapaba de las partidas policiales que lo querían prender, por el 1873 y 1874, Moreira, cabalgaba pampa adentro buscando sosiego, y en mas de una oportunidad llegó hasta Saladillo y 25 de Mayo. Por lo cual se podría especular que alguna noche hiciera un alto en el Almacén La Paz de Roque Pérez.
Moreira murió el 30 de abril de 1874 en Lobos. Fue en la pulpería La Estrella y por un bayonetazo del Sargento Andrés Chirino de la partida de 25 militares enviada por el Gobernador de Buenos Aires.

Según la nota del periodista Marcelo Pizarro, la autopsia del cuerpo de Moreira la hizo el médico de Lobos y fundador de uno de los primeros trazados de Roque Pérez, Eulogio del Mármol. Enterraron a Moreira en el cementerio local. Pero en 1887, como nadie pagó los impuestos provinciales, debieron exhumar los huesos. Mármol se quedó con el cráneo para estudiarlo. Luego Mármol le regaló la calavera de Moreira a su amigo Tomás Liberato Perón, que también era médico. Luego la heredó Mario Tomás Perón que en 1880 se estableció en Roque Pérez para criar ovejas. Mario y Juana Sosa Toledo tuvieron su segundo hijo llamado Juan Sosa (Juan Domingo Perón) en 1893. Según Pizarro el niño Juan Perón “solía corretear con la calavera de Moreira y asustaba a las mujeres de la casa; alguna vez se le cayó y la mandíbula perdió varios dientes. Mario Tomás falleció en 1928 y su esposa decidió donar el cráneo al Museo de Luján; en 1953 volvió a Lobos y todavía sigue allí, en la casa natal de Perón, ahora convertida en museo”.

Las carretas

Según Barboza en 1860 recorrían la zona las tropas de Juan Petan y de Martiniano y Amaro Ruiz. En 1870 pasaban dos tropas de carretas: una de Juan Bruzzone y la otra de Vicente Rivas; salían de Saladillo viajando a Buenos Aires, marchando en caravana para afrontar los peligros del viaje, arreando ganado. De regreso, después de 20 días de viaje, eran esperadas por los primeros pobladores roqueperences, porque les traían mercaderías de Buenos Aires. Si el río Salado producía inundación, hacía intransitable a los caminos. Entonces se apostaban a una y otra ribera del río hasta 50 carretas. Esperaban las mercaderías, transportadas en balsas en el paso el “Cuiben”, después “Paso de Arrechea”.

Llega el ferrocarril

En 1884 llegaba el tren a la estación Roque Pérez y con ello nuevos progresos y nuevas necesidades. La fecha es considerada la fundación del pueblo. En 1885 Juan Espelosín subdividía su campo en fracciones y las vendía a nuevos pobladores y en 1888 hacía lo mismo Eulogio Del Mármol. En esos dos trazados se iba a empezar a formar el poblado. 150 personas eran empleadas en la fábrica de tejidos de W. Patts, Roche y CIA. El pueblo dependía de Saladillo pero las obras se realizaban gracias a la voluntad de los vecinos. Todavía no había iglesia, no había plaza, no había registro civil, no había Banco ni Delegación Municipal. Desde 1894 la provincia era gobernada por Udaondo y no se hacía eco de las primeras demandas de autonomía del pueblo de Roque Pérez…Habría que esperar 20 años más…

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