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Vida de médico

Recordamos cuando en 2016 dialogamos con el Dr. César Gotuzzo, uno de los últimos médicos de la vieja escuela, de aquellos médicos de familia que hubo en Roque Pérez.

César es hijo del Dr. Diógenes Gotuzzo el primer director del Hospital local. Muchos cariñosamente le dicen “Gotu”. Con su porte grande y su apuro habitual de médico nunca dejó de tener un carácter afable que siempre le reconocieron sus pacientes y sus alumnos, ya que además de consagrar su vida a curar también lleva casi medio siglo enseñando en la Escuela Media. Aquí van a encontrar un “Gotu” auténtico, con lenguaje franco y recordando viejas historias.  Entre ellas como Roque Pérez perdió un aviador pero ganó un médico, un profesor y un mentor del Country Club.

Su nombre completo es Diógenes César José Gotuzzo. Vive en el viejo caserón de la calle denominada Diógenes Gotuzzo en homenaje a su padre. Prefiere que le digan César porque “Diógenes era mi papá, que fue el primer director del Hospital” cuenta el doctor.

HÁBLEME DE SUS PADRES…

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“Mi papá era de Entre Ríos, Victoria. Vino a Roque Pérez de casualidad. El estaba atendiendo en Carmen de Areco. En Roque Pérez había un médico tucumano, un tal Dr. Boba que tuvo un problema sentimental con una chica y se tuvo que rajar. Entonces lo llamó a mi papá que le viniera a atender el consultorio un tiempito. Resulta que el Dr. tucumano no vino nunca más. Así vino mi padre a Roque Pérez”.

“Mi padre estudió en la Universidad de Buenos Aires. Vino de Victoria con su hermano mayor llamado Juan. El que iba a estudiar medicina era Juan. Pero cuando vio un cadáver se arrepintió y se anotó en abogacía. Y mi padre Diógenes terminó estudiando medicina”.

“Mi padre vino a Roque Pérez solo y siguió mucho tiempo soltero. Hasta que conoció a mi madre, Sara Salvadó, de Roque Pérez. Mi madre fue después directora de la Escuela Nº 2. Ellos se deben haber casado en el año 1931 porque mi hermana que era mayor nació en el 32”.

¿Y SU INFANCIA FUE EN ESTA CASA?

“Sí, este siempre fue y es mi nido. Cuando tuvimos que repartirnos con mi hermana yo le cedí un edificio en Coronel Díaz con tal de quedarme con esta casa. “Estas loco” me decían mis hijas! Mi infancia fue acá, yo soy roqueperense. Hice hasta 5to. grado y en 6to. grado me fui a Buenos Aires. Fui al colegio de curas San José y después el Nacional lo hice en el Nicolás Avellaneda en Palermo”.

¿CÓMO ERA LA RELACIÓN CON SUS PADRES?

“Mis padres eran muy grandes, cuando yo nací mi padre tenía como 50 años. Después yo estaba en Buenos Aires con mi tío pero era pupilo en el colegio. Así que a Roque Pérez venía el domingo a la mañana y a la tarde regresaba Buenos Aires”. “En el 55 me tocó el servicio militar, un año tremendo.  Estuve en todas, estuve en Plaza de Mayo, estuve en Río Santiago, estuve en los bombardeos de plaza de mayo. Yo pertenecía al regimiento motorizado de Buenos Aires. Me acuerdo que al mediodía hacíamos fila para entrar al rancho y nos mandaron a la armería a armarnos y empezamos a ver que pasaban los aviones. En diez minutos empezaron a salir los tanques de guerra. Yo era enfermero, pertenecía al ministerio de Ejército, y el cuartel se mantuvo leal al gobierno”.

¿Y A UD. LE INTERESABA LA POLÍTICA?

“Como todo chico tenía mi parecer, y siempre fui de derecha y sigo siendo conservador, nací y moriré siendo igual que mi viejo. Pero te aclaro, la derecha de acá, en realidad eran oligarcas, por supuesto que eran de derecha, como Patrón Costas, pero eran oligarcas. Si a mí me escuchara hablar hoy mi viejo diría que soy zurdo. Yo creo fundamentalmente que cada uno es artífice de su destino y que tenés que hacer tu destino porque si no, el vivo vive del sonso y el sonso de su trabajo.”

El Dr. César Gotuzzo junto a su esposa Mabel Locatelli y sus nietos.

¿PERO NUNCA PARTICIPÓ EN POLÍTICA?

“No nunca participé. A mí me han ofrecido ser candidato a intendente pero yo nunca quise. Venia Raúl Yorio, venía Homero Fernández a hablarme, pero no yo siempre fui de perfil bajo”.

¿Y EN BUENOS AIRES NO SE APORTEÑÓ?

“No…, eran otras épocas y yo venía mucho. Después me puse de novio con Mabel que vivía acá enfrente. Nos casamos en el 65. Yo no estaba recibido todavía. Ella tuvo una carrera muy meritoria, pobrecita, estudió de grande, en el Nacional que funcionaba en la Sociedad Italiana. Después el Colegio Nacional pasó a funcionar en la escuela 3. El gaucho Cammajo me dijo “vos tenés que ayudarnos, tenés que ser profesor del nacional” y desde entonces estoy”.

¿CÓMO ELIGIÓ LA PROFESIÓN DE MÉDICO?

“Cuando yo tenía 17 años mi padre falleció. Yo me quería ir a córdoba, quería ser aviador, era mi pasión. Yo soy clase 34, en el año 49 yo tenía 15 años y era radioperador de abordo. En aquel entonces era un puesto clave en la aviación, se hacía con código morse. Había estudiado en la Escuela de Aviación Civil de Buenos Aires. Todos mis compañeros eran grandes, de 25 años. Pero lo profesores me ponían de ejemplo, lo que pasa es que ¡me encantaba! Pero mi padre antes de morir me había pedido que estudiara medicina. Y al principio me costó…no me gustaba… pero después le tomé el gustito a la medicina.

¿A QUIEN ADMIRÓ EN LA MEDICINA?

“Uy! tenemos tantos genios en la medicina, muchos que nadie conoce. Houssay, Finochietto, Milstein, Favaloro! Yo nunca le perdono a De La Rua como dejó solo a Favaloro. Le fue a pedir ayuda para salvar su instituto que es una joya mundial y De La Rua no lo ayudó. Argentina ha sobresalido con médicos brillantes”.

¿CUÁNDO INGRESÓ AL HOSPITAL?

“Conocí el Hospital con mi padre, a veces me llevaba. Estaban las monjas entonces, había una sociedad de beneficencia que cuando yo vine a atender al hospital en el año 1967 todavía existía. Cuando yo empecé éramos tres médicos: Don Álvarez Ceballos, Don José Tagliafico, que ya era grande, iba a atender a la mañana y yo. Pasaba Don José en su “mercedito” verde y me llevaba. Con el Negro Álvarez a la tarde hacíamos yunta y hacíamos de todo, operábamos, ¡no había médicos! La ambulancia que teníamos era una camioneta cuadrada y vieja que si llegaba al Salado era mucho. Era un hospital antiguo, como no había nada hacíamos de todo”.

ERA LA ÉPOCA DE LOS MÉDICOS DE FAMILIA

“Sí por supuesto, yo iba a la casa de mis pacientes y se me colaban todos. Nosotros hacíamos todología. Pero a mí ¡no me gustaban los chicos! No quería hacer pediatría por eso me lo traje a Gustavo Granillo, le di la casa, todo. Y me salió un hijo perfecto. Tal es así que Gustavo me dijo: me voy, y yo no lo dejé, esta es tu casa le dije, seguí atendiendo acá”. No… pediatría no me gustaba…Pero como yo en el Hospital hacía partos, entonces después me traían los chicos a mí, – dice Gotuzzo y se agarra la cabeza -. Yo quería hacer obstetricia, la partera era Porota Del Barrio pero si había alguna complicación me llamaban. Las cesáreas las hacíamos con el Negro Álvarez en conjunto. La instrumentista era Mary, la señora de Álvarez y las monjas hacían la anestesia con el Ombredanne, una mascarilla para dar el cloroformo para dormir al paciente”.

“Y hacíamos de todo, fracturados, niños, de todo. Éramos médicos generalistas. Ya no hay más médicos generalistas, Hoy son todos especialistas o de sub especialidades. La medicina se va ampliando más pero tiene anteojeras! Nosotros resolvíamos el 95 % de los casos. Y el 5 % restante lo derivábamos porque necesitaba otra tecnología. Y hacíamos una atención muy personalizada. Nosotros íbamos a la mañana al hospital gratis. Hoy en día en Roque Pérez los médicos de guardia son todos de afuera”.

¿CUÁNDO FUE DIRECTOR DEL HOSPITAL?

“Yo empecé a ser director del Hospital con Homero Fernández (intendente desde 1976). Yo estaba estudiando médico sanitarista en ese momento, en la Escuela de Salud Pública de Buenos Aires. Hice la tesis sobre alcoholismo rural y la experiencia la hice en Roque Pérez. Hice un trabajo que fue presentado ese año en el Congreso de psiquiatría en Córdoba y fue nominado. Era el segundo trabajo en toda América sobre alcoholismo rural, que es diferente al alcoholismo urbano. Incluía un trabajo estadístico. Traje cuatro o cinco estudiante de psiquiatría que estaban en casillas rodantes en el country club y recorrieron el campo. La madrina era Mabel Bianco. Cuando tuve el título de médico sanitarista le dije a Homero. “No me nombres director, llamá primero a concurso como se debe…y yo me presento, pero no llamó…ningún intendente llama a concurso…”

“Fui Director hasta el año 83. Cuando entró Federico Bolla presenté la renuncia. Creí que me iban a llamar. No me llamaron. Pero cuando ganó Jorge Cravero, él se peleó contra toda la cúpula del partido y me llevó a mí de nuevo como director. Después me tiraban palos a mí y a él. Y con la primera gestión Oreja seguí de Director también”.

“Cuando yo estaba de director hice la sala de diagnóstico por imagen con ayuda de la cooperadora. Cuando vino Mussi me dijo que íbamos a hacer 10 o 20 radiografías por día. “Y que querés Negro que hagamos rayos con un fósforo? Esto se necesita”. Y yo quería tener un mamógrafo porque quería hacer prevención de cáncer de mama. Pero no lo pudimos conseguir, me decían que era caro”.

¿LO MÁS LINDO DE TODOS ESOS AÑOS?

“Todo el trabajo que hice. Cuando yo empecé el Hospital tenía salas muy grandes donde había mezclados los enfermos y los indigentes. Así fue que un día llevé las camas para la esquina del edificio y armamos el Hogar de ancianos. Cuando entró Coco Grande de intendente le expliqué que eso había que normalizarlo y se entusiasmó mucho. Se sumó Teresa Tello que era medio sargento y vino justito. Había cocina, lavadero, así comenzó el Hogar de ancianos”.

¿MÉDICO POLICIAL DESDE CUÁNDO?

“Desde el 69 comencé creo. Antes era Rebón y quedó vacante y entré yo. Hice perfeccionamiento en La Plata y me recibí de médico legista. Tenía varias funciones ser médico oficial. Tenía que ir a visitar a los presos para ver que no estuvieran golpeados. No jodan les decía yo a los policías que yo no me caso con nadie. También tenía que visitar a los policías que pasaban partes de enfermo. También tenía que actuar en casos de muerte dudosa, muertes violentas, hacer autopsias. No es grata esa parte.  Una vez un viejo en Las Flores mató a su mujer, la enterró y se fue a La Plata. La policía no podía encontrar el cuerpo hasta que un agente arrancó una lechuga de la quinta y la encontraron debajo de la lechuga. Nadie quería ir a hacer a la autopsia porque, imaginate, había pasado un mes.  Así que me llamó el jefe, “Gotuzzo andá”. Horrible. Cuando sonaba la alarma yo temblaba, ¿qué me tocará hoy? pensaba yo”.

SIGUE SIENDO DOCENTE

“Sí, claro, sigo dando clases, llevo casi 50 años. Doy Biología, Educación para la salud que ahora es “Salud y Adolescencia”, y es muy interesante y también doy “Genética y sociedad” que habla del impacto de la genética en la sociedad por ejemplo hablamos de ADN, de células madres, de transgénicos, de herbicidas, con sus cosas buenas y malas, es una materia para discutir. Yo les digo de entrada a los chicos, miren que yo esta materia “no la se”. ¡No la sé porque todavía no están escrito los libros! Son temas muy actuales, que recién se están conociendo, tenemos que investigar y discutir si es bueno o es malo”.

¿DICTA EDUCACIÓN SEXUAL?

“Si… Yo les doy epidemiología, después enfermedades de transmisión sexual y después les doy sobre las drogas, sobre todo las drogas sociales, cigarrillo y alcohol, que conviven que nosotros, por eso yo les digo la chinche gaucha porque nos enferman como la vinchuca. Y de la marihuana y la cocaína les digo a los chicos que realmente son un camino sin retorno”.

¿LE HA GUSTADO SER PROFESOR?

“Me encanta! Lástima que estoy viejo y aburrido. Yo quisiera enseñar como antes, no sólo los contenidos, sino educación completa y con sanciones porque si no te sacan canas verdes los chicos. Tiene que haber disciplina. Hay chicos que no estudian y molestan. Muchas veces les hago leer en clase ¡porque no estudian en su casa! Pero los alumnos siempre me han querido -dice y me muestra varias fotos con distintas promociones de la secundaria-“.

¿DE DONDE VIENE EL APELLIDO GOTUZZO?

“Viene de Génova. Mi abuelo vino de Portofino. Él era naviero. El primogénito heredaba todo y al resto le daban unos pesos. Como mi abuelo era de los más chicos se vino con un hermano que se quedó en Río de Janeiro, donde hay muchos Gotuzzo. Y mi abuelo vino a Victoria y se casó con una entrerriana. Yo estuve hace dos años en Portofino y estuve con mis familiares. Es increíble porque nosotros sabíamos que mi abuelo era de Génova pero no sabíamos de qué localidad. Una vez mi hija viajó a Italia y recorriendo Portofino pasa por una iglesia y siente las campanas y entraron. Hablan con un cura viejo y era ¡de Ernestina!! Le cuentan que el abuelo era de Génova y el cura les trae un libro para que lo busquen. ¡Y ahí estaba César Gotuzzo! ¡Era de Portofino! Fue como encontrar una aguja en un pajar. Después mis hijas hicieron la ciudadanía italiana. Solo yo no la hice”.

¿CÓMO SE COMPONE SU FAMILIA?

Mirá -dice César mostrándome una foto con sus nietos-. Mi mujer y yo y los nietos Facundo, Florencia (hijos de su hija Rochi que vive en La Rioja) y Belén, Camila, Lucía y Delfina (hijas de su hija Silvia, que vive en Tucumán). Facundo ya es médico. El resto estudian medicina, periodismo, odontología -César me cuenta con el más lindo orgullo de abuelo-.

¿QUÉ COSAS LE DAN ESPERANZA?

¡Mis nietos! -Sonríe con toda la cara- Y espero que el pueblo madure. Tenemos que esforzarnos y mejorar. Viajé mucho en esto años. Estuve en muchos países. Estuve en China, la importancia de ese país es espectacular. Vamos a tener que estudiar mandarín. Y los yanquis son imperio, aunque yo no los quiero nada. Soy conservador pero soy humanista. Yo digo, EE.UU. en vez de tirar la bomba atómica sobre dos ciudades ¿no la podía tirar en otro lugar sin matar a nadie? ¿No era suficiente como amenaza? Después en la guerra de Corea usaron el agente naranja, que era un herbicida y lo tiraban arriba de los bosques y ¡mataban bosques, a los coreanos y al mismo ejército de USA que en su mayoría eran negros! El aceite que refrigera los transformadores eléctricos se descubrió que era cancerígeno. Entonces los yanquis hicieron una fosa al lado de una ciudad de negros y lo pusieron ahí. Por eso protesto”.

La historia de César Gotuzzo es muy larga y difícil de abarcar. También fue presidente del Colegio Médico de la provincia y presidente del Círculo médico de Roque Pérez, del que fue artífice de la compra de su sede actual frente a la plaza Mitre. Hasta fue presidente de la Liga de fútbol. “Ganamos con el Seleccionado de Roque Pérez de 1971, la Copa Clarín, derrotando en la final a Chascomús” recuerda César.

También fue una figura muy destacada y querida su esposa Mabel Locatelli, muchos años directora del Jardín de Infantes, fue una mujer abnegada que trabajo mucho por la educación de los más chicos. Hoy el Jardín de Infantes Nº 905 lleva orgullosamente el nombre “Mabel Locatelli”.

¿QUÉ CONSEJO DE MÉDICO LES DARÍA A SUS NIETOS?

“No…, seguro serían malos consejos. Cada uno hace lo que quiere”.

¿Y CONSEJO DE VIDA?

“No… serían malos consejos.  Yo fui un boludo… el vivo vive del sonso. Sabes las veces que yo hacía la guardia porque faltaba otro médico”.

EL MÉDICO VIVE DELANTE DEL DOLOR DE LOS DEMÁS

“Sí, pero un poco te tiene que resbalar, el médico tiene que ser frío para hacer mejor su trabajo. Eso sí, al final te hace mella. Pero es una carrera muy linda, que te apasiona… Alguna vez podés equivocarte, somos humanos, pero podés salvar vidas…compartís mucho con la gente, es muy interesante. Como médico de familia terminás siendo consejero de la gente. Muchas veces me preguntaban ¿qué le parece doctor, vendemos el trigo? Una vez yo tenía una paciente que tenía que vender una casa en Lobos por un problema jurídico y me consultaba. Vea a tal bogado, le dije yo. Al tiempo viene y me dice “Doctor ¡se me quedó con la casa!!” –suelta la carcajada César- que vas a hacer!”.

“Nunca renegué de mi profesión, siempre ateniéndome a la jura hipocrática. Yo nunca fui por los mangos. Yo iba y si me pagaban con un pollo bien y si no iba igual. Nunca me interesó el dinero, jamás. Siempre entendí la medicina como la hacía mi padre”.

Fragmento de la entrevista publicada en 2016 en la edición 97 de La Guía de Roque Pérez.

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